Reflexiones para tí.

Barac

Barac le dijo: “Solo iré si tú me acompañas; de lo contrario, no iré”. Jueces 4:8.

Simplemente, genial. Se puede pensar que el comentario de Barac roza lo místico; que la profetisa Débora era una suerte de talismán en ese momento. Pero, más allá de cualquier opinión, el rey tiene claro quién es su única opción de triunfo. Tanta claridad, tanta transparencia, sin pensar en géneros, ni en estatus, ni en realezas, me parece simplemente genial.

Barac sabía que los hebreos estaban desarmados y conocía la fuerza de su enemigo. Pero con Débora, es decir, con el mensaje de Dios, las cosas cambiaban.

¡Cuántas veces nos movemos en la dirección opuesta a la de Barac! Nosotros, que nos creemos los “reyes” de nuestras vidas, decidimos -en muchos aspectos- lo que nos parece mejor, lo que creemos más apropiado, lo que queremos hacer… Voy porque quiero ir, porque me parece que debo ir, porque si voy y las cosas salen bien, voy a quedar bien en la foto… y mejor si voy solo. De esa manera, no quedarán dudas de quién es el ganador. Y si perdemos, ¿por qué será que Dios no me bendijo? ¡Estaba tan claro para mí que debía ir!

¿Hasta dónde vamos sin Jesús? ¿A dónde vamos sin Jesús? Barac no se movía de su tienda si no tenía la certeza absoluta de que Débora iría con él. Nosotros -lamentablemente- nos movemos demasiado lejos de la mano de Dios. ¡Cuán diferentes serían nuestras vidas si, como Barac, no diéramos un paso sin tener la plena seguridad de la compañía divina! ¡Cuán diferente sería nuestra historia si, como Barac, fuésemos firmes en nuestra posición y dijéramos: “Sin ti, Señor, no iré”!

La fuerza que transmiten estas dos palabras finales es tal que pueden mover la montaña de rocas en la que se puede haber transformado una vida. Contigo, o no voy. ¿Cuántos lugares no hubiéramos conocido? ¿A cuántos sitios no hubiéramos entrado? ¿Cuántos arrepentimientos menos tendríamos?

El Rey del universo queda con las manos atadas cuando el más pequeño ser humano lo rechaza y quiere independizarse. Todo el poder que controla las galaxias sin fin queda acorralado cuando el más ínfimo ser humano se mueve sin querer su compañía.

Haz de este día un día de victorias en el Señor, y junto a él. Comienza este día tomando la decisión de Barac.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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